jueves, 9 de junio de 2011

Pepinos radiactivos

Hoy e decidido conectarme a Internet no como lo suelo hacer, es decir en mi casa y con el router conectado. No, hoy e decidido irme al huerto que tiene mi padre y conectar el cable a un pepino. Y milagro!!!!!!!!!!!!! no ha pasado nada. Esto que os acabo de contar podría no pasar de una absurda bromilla con tintes absurdos. Pero con la que esta cayendo con los supuestos pepinos españoles infectados o asesinos (hoy me e metido a una pagina alemana escrita en ingles que calificaba a los pepinos como pepinos españoles asesinos) la broma parece fuera de lugar si tenemos en cuenta que han muerto 26 personas de momento por la bacteria E.coli y que se han infectado 2000 personas. Y si pareciese poco lo de las muertes tenemos la certera incierta verdad de momento que no sabemos si realmente los pepinos ya no si son españoles, sino si realmente los pepinos en general son los realmente "malos" de esta historia que ya va teniendo tintes detectivescos. Hace 4 días se decía que las sospechas hacía los pepinos parecía desviarse hacía un nuevo sospechoso que entraba en escena: la carne. Pero al parecer las sospechas ante la carne alemana se han disuelto de nuevo y se sigue hablando de los pepinos. Se sigue acusando a los pepinos, ahora con la boquita pequeña pero se sigue acusando. Y todo por que en el cubo de basura de una de las ultimas familias afectadas (y fallecidas por desgracia) se han encontrado unos pepinos que al parecer están infectados. Claro lo han dicho primeramente soltándolo cual bomba anti carro. Pero después han reculado y han afirmado que no saben si la contaminación venia directamente de los pepinos o de algo que se encontraba en el cubo. Y para rematar dicen seguiremos investigando y hay que tener cautela en las afirmaciones que se vierten a la prensa. Ellos lo dicen y luego ellos se critican, ejem, ejem, ejem. Y mientras ¿España que dice? y no me refiero a la opinión publica española, ni a los diarios de tirada nacional ni a los pobres y sufridores agricultores; me refiero a este gobierno nuestro que ya esta pensando en elecciones. Pues el gobierno y a las pruebas me remito no parece decir ni mu. Y es más mientras estoy escribiendo oigo por la radio que España a decidido no pedir ningún tipo de disculpas de parte de Alemania ni aclaración ninguna y tampoco una compensación por el posible daño que nos pueda haber provocado las afirmaciones y acusaciones germanas. No se indignan ante las acusaciones vertidas a la ligera por los responsables de sanidad alemanes. Parece que esten expectantes. Y un cuerno refrito en pimentón, parecen ausentes totalmente de la materia que les atañe y esta no es otra que gobernar a los españoles de forma justa y por igual y de recurrir a los metodos diplomáticos cuando la reputación española esta en tela de juicio. Se han partido la garganta para decir que sus medidas anti crisis eran las correctas y se han deslomado con lo de los 110 por hora, pero ahora están muditos ante esto. Y es que seamos realistas si ni la propia España sale a defenderse en este caso, como luego podemos decir que parece que se nos acusa de todo lo malo. Y otra cosa aunque se resuelva este caso de los pepinos y al final sea otra cosa lo que ha provocado este brote quién dice que no este ya la reputación de España por los suelos. Y es que se dice que de la reputación y de la honra no se comen, pero en este caso no es así ya que si generamos desconfianza hacía el extranjero, estos se lo pensaran más de 1000 veces en comprar nuestros productos y ya me diréis que carajo haremos cuando no nos compren los productos más alla de nuestras fronteras. Veremos como termina toda esta historia de los pepinos.

viernes, 3 de junio de 2011

Ayer noticia, hoy no lo recuerdo.

Hace unos meses los periódicos hablaban de Túnez. Hace unos meses la noticia estaba en Egipto. Hace unos meses sufríamos el encarecimiento del petroleo por los sucesos acaecidos en Libia. Hace unos meses todo aquello era noticia, expectación. Todos los ojos se volvían a aquellos lugares distantes. Los pacifistas de nuestro país y de otros salían indignados a la calle a gritar contra la intervención de los países occidentales cuya cabeza visible no podía ser otra que la de EEUU. Como digo, todo eso era noticia. Pero como suele pasar en el animo de los humanos toda agitación y notoriedad suele ser tan fugaz como las hojas que se caen en otoño. Cuando caen todas las hojas de los arboles llega un tiempo de quietud hasta que vuelve a estallar los colores vivos en las ramas. El Ser Humano al parecer tiene la misma tendencia, nos agitamos con el viento que sopla pero después nos olvidamos de el y permanecemos tranquilos, hasta que nos volvemos a agitar y así una y otra vez. Un ciclo. Lo que hoy es noticia, mañana poco menos que es una linea perdida en la ultima pagina de algún periódico. Y al día siguiente ni eso. Nos agitamos y nos estremecemos ante las imágenes de conflictos armados que asolan el planeta y que aparecen de vez en cuando en las telediarios. Se nos remueve las entrañas en ocasiones, pero ¿Y luego qué? Luego volvemos los ojos ante el plato de comida y oiremos tranquilamente sobre quién a ganado la liga este año. Y sobre que a pasado en tal lugar distante y remoto no nos volvemos a acordar a no ser que alguien nos lo comente o vuelva a aparecer en la caja tonta con la etiqueta de ultima hora, de noticia noticiosa. En fin somos así, unos seres que nos encanta lo nuevo, la novedad, el momento. Pero que pasado el momento nos olvidamos de todo aquello y dejamos que los acontecimientos sigan un transcurso que para nosotros sera ya lejano y poco interesante.

jueves, 2 de junio de 2011

Las legiones malditas



aquí mi segunda entrada relacionada con libros. Como no podía ser de otra manera y al igual que en la anterior entrada se trata de la continuación de Africanus, la trilogía de Santiago Posteguillo. Esta entrada al igual que "El hijo del Cónsul" esta sacada de mi anterior blog, aunque la e cambiado un poco.
                                                                                     En la última entrada sobre libros recomendé Africanus, el hijo del Consul. Hoy como no podría ser de otra forma, seguiré con el segundo libro de la trilogía. Tenemos ahora un Escipión más maduro que en anterior libro y que poco a poco va perdiendo la pátina de héroe perfecto que venía arrastrando desde el anterior libro y en el que empiezan a verse por fin algunos defectos como la ambición (aunque nunca desmedida como la de otros personajes de la trama), vanidad y arrogancia; defectos que no eclipsan su papel de protagonista ni las simpatías que pueda granjearse el personaje, al contrario al darle más realismo lo acercan si cabe aun más al lector haciéndole más humano. 

En el primer libro Escipión era todo pureza y motivaciones positivas como el honor o la amistad, con el paso de los años y la guerra, con los reveses políticos que llegan desde Roma de la mano del despiadado Flavio Maximo y con las discusiones con algunos de sus más fieles oficiales y amigos vemos como Escipión adquiere un lado sombrío. El lector puede ver que pese a lo positivo del personaje también tiene un lado oscuro, e incluso cuando se desata la locura campa a sus anchas con el velo de que en ocasiones para imponer lo correcto hay que hacer autenticas barbaridades, ejemplo claro el pasaje del motín de Sucro.

 Los malos son muy malos (Quinto Fabio Máximo es un político despiadado que manipula el senado a su antojo para propio beneficio y para hundir a Publio Cornelio Escipión y encima es cruel y maltrata a sus esclavos, Catón es un personaje odioso y hasta repelente para mi gusto…) aunque el tópico se rompe con Aníbal, al que podemos llegar a ver como el contrapunto cartaginés del propio Escipión y no como un villano despiadado que sólo busca destruir Roma sino como la horma de la sandalia de Publio, el cual tiene sus propios enemigos entre los suyos.

También vemos la evolución de algunos personajes como Cayo Lelio y la relación de este con el personaje principal respecto a la primera novela. Podemos ver la evolución tan brutal que tiene Masinisa a lo largo de esta novela y a medida que ve haciéndose realidad sus deseos de gloria, los cuales sacrifican a su mayor amor para obtener la tiara real de numidia. La vida cotidiana se sigue manteniendo escrupulosamente y fielmente a la realidad de la época gracias a los personajes femeninos como la esposa de Publio, la madre de este, la amante de Cayo Lelio que nos descubren el mundo romano, las tradiciones, la religion y la vida cotidiana de una gran urbe de la antigüedad como es Roma, el papel que tenia las mujeres de alta alcurnia en la política de alianzas entre naciones a raíz de sus matrimonios lo descubriremos de la mano de Sofosniba, hija de Giscon.

Las batallas y asedios están recreados magistralmente, con una acción muy fluida y una violencia realista y brutal en ocasiones, de tal modo que no es difícil para el lector verse transportado al conflicto y escuchar a su alrededor los gritos de su centurión en el fragor de la batalla o como te atraviesa una lanza numida ensartan-dote de extremo a extremo ante tu estupor.

El colofón de la novela, la traca de fin de fiestas como dirían en mi pueblo es la batalla de Zama siendo una de las mejores batallas que he podido leer. Es realmente épica y está perfectamente descrita, con gran lujo de detalles y nos muestra el mano a mano entre Aníbal y Escipion y pese a saber bien cuál era el desenlace real a veces uno no puede evitar pensar si realmente acabaría de igual forma la novela, sensación difícil de lograr en el lector al tratar hechos tan conocidos como es en este caso la batalla de Zama. Tan realista y tan cruel es la batalla que se te moverá las entrañas al ver no solo la muerte de ciertos personajes que hemos conocido a lo largo de esta novela y de la anterior sino al leer que tal legionario que estaba al lado caía también, como si lo tuvieras al lado tuyo en ese instante.

Otro detalle las portadas de los tres libros están muy bien realizadas, la primera más que reflejar un acontecimiento que aparece en el libro es más como una metáfora, en la de las legiones malditas aparece en primer plano un legionario con una armadura segmentada, un error ya que las legiones del libro y de aquella época no iban así, todavía quedaban muchos siglos para que vistiesen así. Esta portada puede conducir a errores y en algunos momentos cuando estaba leyendo a pesar de saber cómo era el equipamiento legionario de aquella época mi mente no podía evitar imaginarse a los legionarios vestidos como el de la portada. Estos pequeños puntos negros no afean para nada el conjunto, al contrario nos demuestra que el trabajo que ha tenido el autor a la hora de documentarse a tenido que ser magno. Además se ve una notoria subida de calidad entre el primero y el segundo, ganando agilidad el segundo. Y además consiguió algo que muy poquitos libros que he leído me han provocado (y eso que e leído muchos) y es al leer la ultima línea del libro no pude evitar en aplaudir (no lo digo metafóricamente) aquella joyita. En la próxima entrada destripare el último libro de esta trilogía: La Traición de Roma.